viernes, octubre 7

Ciclotimia

La gente debe pensar que soy una loca, de esas de “zamarreo y reaccioná, nena!” pero es que no sé por qué estos cambios de humor.
El miércoles me fui a dormir tarde, cansada pero con una dulce esperanza de mañana. Si, así de cursi.

El jueves por la noche ya estaba todo desordenado de nuevo y ahí estaba yo en una mesa de 20 personas todos “ji,ji,ji, ja, ja, ja” menos yo en mi burbuja de humo gris.
Y de pronto flash! y el que dispara que dice – está chica tiene cara de triste. Que te pasa?

18 cabezas que se giran. Genial! soy el centro de las miradas!
-Nada... estoy cansada... eso es todo.

A mi lado confirman: está cansada.

Por cierto, siempre sentí que con el señor ése de la cámarita teníamos una especie de buen rollo tácito.

Pero no estoy cansada. Quiero irme. Me falta el aire y tengo ganas de llorar. Y pienso ¿y si voy al baño y me hecho un berrinche y salgo más fresca que una lechuga? Pero no dá. No dá porque a mi se me nota cuando lloro. Se me ponen los ojos como un sapo, y rojos. Se me pone hasta la cara roja. No dá.

Bronca porque no se dá cuenta. Aunque probablemente lo negaría, quiero que se dé cuenta y que baje hasta acá a rescatarme. Aunque una vez aqui abajo lo convenceria de que esta todo bien con el fondo del pozo. Subí. De verdad. está todo bien. ¿Para qué bajaste? No te preocupes (y cerramos con una sonrisa)


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